Guías

Los guías son probablemente la personas más importantes del Club Siempre. Sin su colaboración, tiempo y apoyo desinteresado este proyecto no sería posible. Es por esto que siempre serán pocas las veces que agradezcamos a nuestros guías su dedicación e ilusión trabajando con los afiliados al club.

El guía y el ciego forman un tándem perfecto, confiando el uno en el otro y asegurando que entre ellos todo funciona a la perfección.

Así es como algunos guías relatan su experiencia:

Claudia

Cuando me preguntan por mis aficiones siempre me viene a la cabeza lo típico, «salir con mis amigos, ver series, comer… » pero en ese pequeño rinconcito de mi cabeza esta la frase «guía en el Club siempre». Y siempre pienso, «es que no es afición y tampoco es trabajo o hobbie, ¿qué es entonces?» Pues no sabría deciros. Desde que comencé a guiar hace unos años los domingos ya dejaron de ser días de descanso para convertirse en días muy esperados. Coges el material y te metes en una nevera con unos valientes como ellos, dejas de notar el frio porque quieres que ellos tengan todo el calor, no te cansas para poder darles todas tus fuerzas y recibes de ellos siempre sonrisas, abrazos un «gracias» que entra por los oídos y crece en el pecho.
Aparte de practicar un deporte compartes con tu pequeño gran esquiador momentos tan bonitos que muchas veces acabas tú aprendiendo más de ellos. Todo en esta vida son experiencias y sin duda alguna ésta es una de las más especiales que he vivido nunca.

Lolo

Me apasiona esquiar, es un deporte que une todo y gracias a los adelantos cada vez podemos disfrutar más, incluso en las peores condiciones. Pero punto y aparte es guiar, es algo totalmente diferente, maravilloso, en el club siempre principalmente guío a pequeños valientes lo cual es todavía más especial. Al guiar se crea un vínculo, desde el inicio a pesar de poder no conocer a quien se guía, formas un conjunto debes ganar su confianza, eres su referencia, se olvida totalmente a uno mismo y se centra todo en él, es lo único. De hecho solo se recuerda lo que le ha sucedido a él, su postura, como ha esquiado, no se es consciente de uno mismo. Con adultos conoces a personas con un valor muy especial que te enseñan a valorar realmente las cosas, y con niños todo es todavía más natural y les coges cariño en seguida. Es muy especial formar parte de sus vidas por un rato, es una responsabilidad pero se asume con alegría, porque la sensación que viven y su disfrute es lo realmente importante, de hecho cuando se acaba la jornada, el viaje o el rato de esquí, aunque nuestra labor sea de colaboración solo queda un sentimiento gratificante y solo lo podemos agradecer. Gracias.

Alba

El club siempre no es un club al uso, donde los esquiadores aprenden a esquiar y mejoran su técnica. Además de eso, el club siempre ayuda a compartir experiencias, a conocer más a los demás y a uno mismo, y siempre fomenta la inclusividad de la discapacidad visual.
Desde la posición de guía no solo implica esquiar delante de un deportista con discapacidad visual y llevarle por la trazada más segura. Guiar hace que un deporte individual se convierta de equipo. En mi caso no es una labor altruista que hago por los corredores, lo hago porque para mí es un deporte completamente distinto.
El esquí en pareja implica compenetración, confianza, comunicación, sincronía y es un trabajo mutuo que implica esfuerzo por ambas partes. El guía debe elegir la mejor trazada (y en competición la trazada más rápida) además de mirar para atrás para calcular la velocidad y marcar con la voz el tipo de giro que va a realizar. El esquiador, por su parte debe calcular el tipo de giro usando su resto visual, si lo tuviera, y las indicaciones de voz, además de calcular la velocidad, pedir aumento o disminución de la misma en caso de necesitarlo y a la vez esquiar con técnica y limpio.
Este trabajo requiere un entrenamiento conjunto muy específico que ayude a la mejor compenetración de la pareja.
A parte de toda la parte técnica, el esquí en pareja implica convivencia, conocer a la otra persona, saber hablar las cosas y trabajar en equipo. Es un día a día conjunto, en el que las experiencias se viven en equipo y la relación se afianza día a día. “La intimidad del intercom” ayuda a confesar los miedos, exponer inseguridades y contar gracias que se quedan en la pareja y forman parte de su identidad como equipo.
El esquí para personas con discapacidad visual requiere compromiso por ambas partes de la pareja y, en muchas ocasiones, tirar de tu pareja, o dejarte ayudar por él para que las cosas salgan. Hay días mejores  y peores, entrenamientos que sale todo, que no sale nada o que a uno de los dos no consigue salirle las cosas. Ahí está la importancia del otro miembro de la pareja para tirar, para animar y para hacer que cada curva cuente, y que al final se aprende tanto la técnica del esquí como de las experiencias vividas.
Cuando empecé en el club siempre como guía de competición con un equipo de 8 parejas, nunca imaginé que en un año el club conseguiría sacar una escuela de 13 niños pequeños con esas ganas tremendas por esquiar y conocer el mundo de la nieve.
Enseñando a estos niños semana a semana se aprende que no hay barreras, que la técnica del esquí es igual para personas con o sin discapacidad visual, y que encima, ellos aprenden dos cosas a la vez: a esquiar y a seguir las indicaciones y huella de un guía, lo cual no es nada fácil.
Es un aprendizaje simultáneo, en el que el guía también debe ser enseñado a indicar la trazada correcta y adaptarse a su pequeño esquiador.
Los ejercicios ´técnicos no se adaptan de ninguna forma, como decía, el esquí es igual para todos. Simplemente se emplea un tiempo mayor en las explicaciones para que puedan ser expuestas de una manera más descriptiva o colocando al esquiador para que entienda el movimiento que buscamos. Las demostraciones deben ser en el propio sitio y nunca saliendo a esquiar sin el corredor, ya que tal indicación no serviría.
Como profesora de escuelita he aprendido a entender un poco más la no-discapacidad, sino la super-capacidad de adaptarse a todo y aprender con lo que tienen. También he aprendido de los guías, de sus experiencias y dificultades y juntos hemos buscado formas de hacer que el tándem guía-esquiador, sea cada vez más eficiente.
Además hay que tener muy en cuenta el valor de la diversión, de hacer que cada curva sea una experiencia nueva y divertida, y que del esfuerzo se saquen experiencias positivas.
Tener 13 niños implica buscar 13 guías todos los fines de semana, lo cual no es nada fácil. Muchos de ellos se dedican al mundo de la nieve y cuando caen los primeros copos están en las estaciones de esquí con sus trabajos respectivos, por lo que, aunque siempre hay muchas personas con muchas ganas y muy voluntariosos, encontrar una continuidad de todas las semanas no siempre es fácil.
Agradecer el esfuerzo que día a día hacen lo guías en la escuelita, voluntariamente, cediendo su tiempo, su esfuerzo y toda su energía para hacer que esta actividad salga adelante.